Cofradía de Nuestro Padre Jesús - Jerez de los Caballeros

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jueves, 29 de marzo de 2018

Recuerdos Presentes (Ilusión)

En realidad, esta fotografía no es un recuerdo, es de principios de marzo de 2018, pero sigue teniendo el mismo carácter evocador que otras que hemos seleccionado. Mucho se puede decir sobre este momento, convencido que se repite en cientos de hogares, entre conversaciones que reviven tantos y tantos recuerdos, tantas y tantas personas, tanto y tanto trabajo, y en las que asoman también inquietudes y preocupaciones, por ejemplo por la lluvia, que las predicciones presentan inoportuna para mañana, pero en una etapa de sequía como la que sufrimos, y que parece que serán cada vez más frecuentes y duraderas, son otros los nubarrones que deben preocuparnos.

Sobre esta foto, de unas manos pequeñas que ayudan a otras aún más pequeñas, solamente pondré una palabra

ILUSIÓN

ARRIBA JESÚS

Antonio M. Rivera Carrasco + 2018

miércoles, 28 de marzo de 2018

Recuerdos Presentes (...3)

 En la entrada anterior, bajo el nombre de "Recuerdos Presentes (Pensando en el Futuro)", comentaba que cada Semana Santa se presenta de un modo especial para cada persona, por distintos motivos, a veces previstos y a veces imprevisibles; el conjunto de todos, la variedad y la diversidad de emociones y sentimientos movidos por un mismo motor, es la gran riqueza de nuestras manifestaciones cofrades, que como también afirmaba en el citado artículo, son parte del fuero interno más íntimo de cada persona, un artículo que, dicho sea de paso, superó en las 24 horas siguientes a su publicación las 600 visualizaciones, cifra que sigue subiendo día a día, muestra del interés que suscita al temática, con lo que me siento agradecido por ello con todos quienes las leéis y compartís.

También hablábamos de recuerdos, que vienen y van, y que se intensifican en estos días, en mi caso muchos de ellos revividos al buscar alguna foto en concreto que alguien me ha pedido. Y si hablaba en ese artículo de uno de los primeros momentos preceden a la salida procesional de Jesús Nazareno, enseguida, como un torrente imparable de agua recién caída del cielo, aparecen multitud de momentos de la procesión del año pasado.

En plena "madrugá" el cielo despejado se empezó a llenar con un sutil manto de niebla, que para la hora de la primera levantá, cubría todo el pueblo de Jerez. Y  tras el primer Arriba Jesús, al calor de  los primeros cafés, anises y perrunillas y con los sones de nuestra banda, de una agrupación que nunca deja de sorprender, se llegaba a la plaza por los dos caminos habituales. Aunque repetimos momentos, costumbres y ceremonias... y se puede resumir diciendo que todo fue estupendo, acompañados de muy buen tiempo, seguro, que muchas personas, no encontrarían palabras para resumir ciertos momentos....porque como decía, y quiero remarcar, hay multitud de vivencias únicas, que hacen que esta rutina ancestral, se renueve a sí misma cada año, y se muestre en cierto modo distinta, dentro de ese mismo patrón de manifestación singular y única de religiosidad popular que tanta identidad nos aporta.

Uno de esos recuerdos que también vienen a mi memoria es la intervención de la Buena Mujer, primero en el papel del Ángel durante el Sermón de Pregones y luego en la Plaza, como Verónica en el encuentro, que nos traslada directamente al siglo de Oro, y que es de los escasos ejemplos que perviven de este tipo de ceremonia, ahí es nada.
Y es que para María José Martínez Orellana, sería el último año en realizarla como Buena Mujer pues lo dejaba tras haberlo hecho desde 1988,  nada más y nada menos que 20 años.  Y este recuerdo enlaza con otro... ya que el año pasado también fue el último para el capataz del Calvario, Antonio Esteban, que lo deja tras 25 años mesa función y nos siguen viniendo recuerdos de gente que ya no está, .... muchos cambios, quizás demasiados para asimilar de golpe, quizás demasiada gente buena que va quedando atrás por distintos motivos, aunque eso sí dejando su huella en el camino.

Las calles, cada vez tienen más público desde temprano incluso en tramos en los que antes se discurría apenas sin publico que había aguantado toda la madrugá y se concentraba en el la ceremonia del Paso, que es como se llama al Encuentro en los documentos de 1688. Un público que va en aumento a medida que el sol va levantando la niebla y la procesión gira en los mártires y enfila el retorno al templo de Santa María. Y para la llegada al Llano de Santa María ya se había cumplido el refrán que habla de las mañanas protagonizadas por el citado fenómeno meteorológico.


No faltaron tampoco anécdotas, que como decimos, aportan detalles que hacen única cada peculiar estación de penitencia de esta cofradía, como el hecho de que tras la ceremonia hubo que cambiar la corona "buena" de la Virgen, una corona de plata de 1669, por la que usa habitualmente por un problema en el anclaje de la misma. Y aunque es imposible pararse a observar o relatar cada detalle, cada anécdota, cada muestra de júbilo tan peculiar que arropa a esta procesión, muestra de un folclore religioso popular con siglos de solera, vamos parando nuestra mirada en momentos que llaman la atención, que en consonancia con los tiempos cambiantes que vivimos, abiertos al progreso y a derribar barreras arrastradas por costumbres arcaicas y obsoletas, vemos como el relevo generacional alcanza matices inclusivos, y sin moverse de los pies del Paso del Nazareno, del Paso por excelencia, podemos ver como padres hijos, hijas, nietos, nietas, y personas de cualquier condición con o sin su túnica, tienen la oportunidad de cumplir un sueño, o iniciarse en la ilusión de arrimar su hombro para llevar a Jesús, aunque sea simbólico, es un gesto que merece el mayor de los respetos, porque alimenta ilusiones, alimenta el corazón y alimenta el alma... Así bajo un mismo varal vemos a padres e hijas... a abuelos y nietos , e incluso tres generaciones arrimando el hombro bajo el varal de Jesús, hermanos y hermanas todos de Jesús que cumplen cada año con el ritual de lo inusual, de lo diverso, del decir que todos y todas tienen derecho a su "tirá", de que cualquiera puede arrimar el hombro, de que aquí contamos TODOS, y que en el futuro que afrontamos debe haber sitio para todos, porque sino, como también decía en el artículo al que hacía referencia antes, este "Paso", no se sostiene si no es con el esfuerzo colectivo.

Incluso el Papa Francisco publicó un mensaje en esta línea en su perfil de facebook con fecha 6 de marzo de 2014, en el que usando mayúsculas, dejando bien claro que quería gritar esa parte de su publicación afirmaba con rotundidad que

"QUIEN SE ACERCA A LA IGLESIA DEBE ENCONTRAR PUERTAS ABIERTAS
 Y NO FISCALES DE LA FE".

pero a la vista del presente, parece que ese mensaje no fue escuchado por ciertas personas que no solamente actúan en sentido contrario sino que incluso no quieren que se difundan ciertas posturas que, basadas en una crítica constructiva, hablan sobre la preocupación del futuro del mundo cofrade y las personas que trabajan por él.









Antonio M. Rivera Carrasco + 2018

domingo, 18 de marzo de 2018

Recuerdos presentes (In Memoriam)



Hablaba en la anterior publicación de este blog de los recuerdos que en estas fechas próximas a la Semana Santa fluyen de forma más intensa, los busquemos o no, surgen con frecuencia en nuestras conversaciones, o en redes sociales,  a veces buscados y a veces porque algún acontecimiento los hace revivir de manera especial.
Gómez, Pérez, Hernández, Castellano, Rodríguez, Guerrero, Rubio, Ceballos, Sánchez, Martín…. y tantos más…A poco que prestemos un poco de atención, en esta cofradía, como en todas, hay familias completas, que incluso agrupan a 3 y me atrevería decir hasta 4 generaciones que participan en las estaciones de penitencia; y hablando de esos recuerdos que se presentan forzados por los acontecimientos, quiero pararme en una de esas familias que como dije en uno de mis primeros artículos como cronista, hace 17 años está tan asociada a la cofradía como el color morado de las túnicas: “los Barrios",  una familia de la que sería fácil escribir renglones y renglones pero que en estos momentos viene a nuestra memoria por la reciente pérdida que han sufrido con la muerte de María Flores, que junto a su marido Manuel Barrios recibía el reconocimiento de la cofradía en forma de premio cruz de guía 2017 y que fallecía el 26 de enero de 2018.
La noticia de su fallecimiento fue un varapalo para todos quienes la conocían y para todas las personas relacionadas con la cofradía de Jesús.
Unos días después de enterarme de la luctuosa noticia compartía en las redes un artículo del año 2012 llamado “Dulces Y Anís En La Mañana Del Viernes Santo”, en el que hablaba de esta singular tradición, siendo María Flores el principal exponente de la misma ya que durante más de una docena de lustros se ha dedicado a hacer ella misma una importante cantidad de perrunillas y algunos otros dulces para ofrecer a los costaleros y también a la banda al paso de la procesión por su calle, como ha sido costumbre en otras muchas viviendas a lo largo del recorrido del desfile procesional de la mañana Viernes Santo.
Ya dije en ese momento, que esa fue una de las entrevistas más entrañables que he tenido oportunidad de hacer como cronista de la cofradía, porque sobre todo, se hacía palpable su calidad humana, su sencillez, su humildad y como ella misma decía refiriéndose a su familia, “nuestra fe que es muy grande”. Sin Duda, una buena persona, una gran persona.
En varias ocasiones hemos hablado de ese trabajo invisible que  se realizada para la cofradía, en distintos ámbitos que van desde la propia Junta de Gobierno, que obviamente tiene ese compromiso, hasta personas que de modo individual aportan su grano de arena, sin tan siquiera tener obligación de ello, sin pedir nada a cambio, pero movidos por un profundo convencimiento y pasión por nuestra Cofradía. María es uno de esos ejemplos de trabajo callado y de entrega que ha contribuido a mantener una tradición tan peculiar a los largo de tantas décadas.
Una entrega y un gesto que acabaron por convertirse en una cita ineludible con los costaleros, con todos los hermanos de la cofradía que acompañan a los pasos desde la “madrugá” del Viernes Santo, con su familia, ya que como ella mismo dijo: “aquí  entran muchos que no sé ni quiénes son…pero para mí son todos como familia” porque todos “tenemos mucha fe con Jesús".
Precisamente ese momento en el que tantas personas pasaban por su casa, o desde la calle recibían el obsequio de la tradicional perrunilla, ha sido uno de los que, junto al momento de la puerta o de Santa María o la primera levantá, ella ha disfrutado más, y que en la citada entrevista explicaba con estas palabras:
 Yo prefiero la de la mañana, por que los costaleros están toda la noche sin acostarse y están ahí en la puerta rompiéndose el alma na más por entrar y coger el paso, aparte de que cuando llegan a mi casa, se paran y suben todos los costaleros (y los que no lo son) y están aquí media hora paraos y suben a casa a tomarse la perrunilla y la copa de anís, que para mi es muy grande eso.” 
Y esa es una de las grandes enseñanzas que nos deja María, el de hacer hermandad en un momento  que le da pleno sentido a la palabra ágape, y que sirve para unir a las personas que en muchos casos es la única vez al año que se encuentran, o que ven a María y su familia gracias a ese gesto de abrir su casa a todo el mundo,  con la única condición de que vayan acompañando a Jesús.
Un compromiso que María, arropada siempre por su familia, ha mantenido incluso cuando su estado físico era delicado debido a una caída accidental, fiel a su fe, fiel a su gente, fiel a esta tradición tan singular.
De siempre me han enseñado que hay que escuchar y respetar a nuestros mayores, quizás porque así, aparte de poder compartir los conocimientos que han atesorado a lo largo de sus años de vida, también podemos mantener ese vínculo con nuestro pasado, con nuestra raíces y tener muy claro que aunque la vida pase en esa carrera incesante hasta el futuro, no debemos olvidar ni dejar atrás nuestro origen, nuestra esencia y, sin duda, aprender del ejemplo que nos dejan como legado, algo que adquiere especial relevancia en esta cofradía con más de cuatrocientos años de historia.

Repasando fotos del año pasado, es inevitable no emocionarse al pensar que no veremos a María este año, aunque estoy convencido que estará con nosotros, de otra manera, pero con la misma sencillez y la enorme sonrisa con la que siempre ha recibido a todo el que cruzaba el umbral de su portal; y también verá desde otra calzada más elevada aún, la procesión y a su querido Jesús, mientras los demás honraremos su memoria cada vez que le demos un bocado a un dulce en la mañana del viernes santo, sabiendo que ha dejado una huella perpetua en nuestros corazones.
¡Gracias  por todo María!

¡Arriba Jesús!

Antonio M. Rivera Carrasco + 2018






jueves, 8 de marzo de 2018

Recuerdos presentes (pensando en el futuro)




Cuando la cuenta atrás hacia la SEMANA SANTA 2018 agota sus días, con la cercanía de fecha tan señalada y con la aglomeración de actos que giran en torno a nuestra fiesta mayor, se hacen más intensos los recuerdos, momentos que quedaron grabados en la retina, en una cámara, en la memoria, que afloran en cuanto se presenta la más mínima oportunidad y que vuelven, como queriendo cerrar el círculo anual, formando así un nuevo eslabón de esta cadena centenaria.


La Semana Santa del año pasado, era especial, como todas, para mucha gente, y en este micro universo que conforma nuestra cofradía, cada cofradía, cada persona la sentía especial por un motivo que, como he repetido en infinidad de ocasiones, hay tantas motivaciones como personas, y tantas formas de sentirla y vivirla como sentimientos de éstas. Por ello, pertenecen al fuero más interno de cada cual, y ese rincón profundo donde atesoramos nuestras convicciones, nuestras creencias o nuestra fe, se constituye en fortaleza inexpugnable de nuestro ser, de nuestra forma de entender, de nuestra forma de vivir, de transmitir… que es muy personal pero transferible, y en cualquier caso, no debe estar sujeta a procesos de estandarización porque hablamos de sentimientos arraigados en lo más profundo de nuestro ser.


En los 18 años que he desempeñado la labor de cronista de esta cofradía, he tenido la gran suerte de ser testigo directo de muchos momentos, de muchas vivencias personales, y de compartir momentos únicos con personas de toda condición, índole o forma de ser o de pensar, siempre con un nexo común, el que une a todos los que se acercan a Jesús Nazareno la mañana del Viernes Santo, aunque en verdad sabemos, que ese día, si bien es “el día”, no es el único, ya que ese acercamiento es en realidad permanente, constante, de forma que en muchos casos no hay día en que no se haga presente en la rutina de los hermanos y hermanas de la cofradía.


Y el año pasado, había personas que como decía , tenían esta fecha especialmente señalada porque para ellos era la primera vez… no la primera vez que se acercaban a Jesús, todo lo contrario, llevaban toda una vida con él , y con esta cofradía, trabajando para ella, desde la sombra en muchos casos, como muchos de los trabajos esenciales que se realizan de forma callada e invisible pero, lo hemos repetido muchas veces, sin los que no sería viable tener todo a punto y preparado para que cada celebración de la cofradía, cada Semana Santa, siga perpetuándose año tras año, siglo tras siglo.


Pensando en ello, el primer recuerdo que aflora en mi mente es del día previo, en el que la emoción se dispara. El año pasado hubo cambios, había una renovación sustancial en la junta de gobierno de la cofradía y a la postre, también en algunas de las funciones que se desempeñan en día tan señalado. El Jueves Santo recibía un mensaje pidiéndome que acompañara a la nueva persona que se iba a encargar de abrir la puerta de Santa María a las 5 de la mañana para que los costaleros cojan pata de los pasos; un momento de mucha intensidad y no menos responsabilidad, que supone el pistoletazo de salida a nuestro día de estación penitencial. En Santa María me esperaría junto a otro miembro de la nueva junta, dos jóvenes con ganas e ilusión que siempre han trabajado para la cofradía y que solamente habían vivido este momento desde el otro lado de la puerta. La nueva persona encargada había recibido minuciosamente instrucciones de su antecesor en dicha tarea, y aunque no aseguré si podría asistir por encontrarme con fiebre, finalmente, con la sola finalidad de aportar, si era posible, algo de tranquilidad o confianza a este momento a quien por primera vez asumía la responsabilidad de dar pie a una de las tradiciones más singulares de nuestra Semana Santa, me dirigí al templo de Santa María en plena madrugada. Allí me reuní con los dos miembros de la nueva Junta que esperaban la llegada de la hora señalada con un nerviosismo que se ve incrementado por lo especial del momento.


Entrar a oscuras en el templo de Santa María, sutilmente iluminado con la tenue luz que se cuela desde la calle por la ventanas superiores, donde predomina un absoluto silencio que sólo se rompe a ratos por el eco, estruendoso en ocasiones, de los gritos de quienes desde hace horas esperan agolpados contra la puerta de Santa María, es un momento mágico que cuesta describir a pesar de que he tenido oportunidad de vivirlo varias veces; un momento que, envuelto en un aire místico, incita a la meditación.


Y allí estábamos los tres, el responsable de abrir la puerta paseando, mirando el reloj, canalizando ese nerviosismo para evitar que dominase la situación y muy seguro de sí mismo, decidido y, en algún momento, alzando la vista hacia arriba, con toda seguridad focalizando esa mirada más allá de la bóveda del templo.


Las otras dos personas que estábamos allí alternábamos silencios, de esos que se producen cuando la situación “impone”, con susurros para comentar lo especial del momento, a la vez que pensábamos si grabar la entrada de los costaleros y repetíamos algo sobre los nervios, como intentando alejarlos de algún modo.


Llegó el momento; Todo salió bien. Por supuesto que no fue la única tarea, pero si simbólica, era la primera vez, era el inicio de nuestro Viernes Santo, una gran responsabilidad en momentos de máxima emoción.


Y a las 7 de la mañana, cuando todo el silencio y soledad de Santa María se habían convertido en todo lo contrario, cuando finalizaba el Sermón de Pregones con el poderoso primer ¡Arriba Jesús! que gritaba Manolo Martín, y Jesús salía a la calle, pasé por la sacristía… y fui testigo de otro momento especial: dos o tres personas de la nueva junta de gobierno, con lágrimas en los ojos, intentaban consolar a quien había abierto la puerta, que lloraba de emoción, descargando así toda la tensión acumulada durante horas: “todo está en marcha”; “Jesús ha salido”; “todo está bien”… “ya pasó”… “ahora a disfrutar”…. Y mientras este joven lloraba como un niño, a mí me venía a la cabeza una imagen, la de él mismo 17 años antes, aupado de puntillas intentado echar una mano para desmontar los pasos de nuestra cofradía y prestando su hombro para cargar las imágenes de vuelta a sus retablos.


Quizás a algunos pueda parecer trivial, pero en absoluto se trata de un asunto baladí, los nervios acumulados, la tensión, la emoción, el sentimiento, la responsabilidad, la fe, la entrega incondicional a una causa…, a lo que en este caso había que sumar lo difícil que lo había tenido esa nueva junta para constituirse; Todo eso tenía que salir de algún modo, es un momento en el que se concentra tanta intensidad que resulta difícil de explicar y que refleja el nivel de compromiso de la nueva savia que se incorpora a los puestos de responsabilidad de nuestras cofradías, un compromiso que hay que mantener, que hay que cuidar y si cabe potenciar aún más y no tomar caminos que desemboquen en todo lo contrario.





Aunque me he referido a un momento concreto, he omitido deliberadamente el nombre de los protagonistas porque bien se puede generalizar, ya que esta forma de vivir y sentir nuestra Cofradía y nuestra Semana Santa es común a muchas de las personas que forman parte del mundo cofrade, de un modo más visible en ocasiones, más callado e imperceptible en otras, pero que constituye el motor y la clave de la continuidad de esta historia.


En los artículos publicados en este blog sobre el polémico proceso electoral de la cofradía ya hablaba de los peligros que pueden tener ciertas conductas, que encasilladas en normas de aroma añejo e incluso rancio, encorsetadas en estructuras innecesariamente rígidas, tengan como consecuencia que las personas que trabajan de forma desinteresada, sin esperar nada a cambio, motivadas y movidas por la ilusión y la fe, se encuentren con obstáculos impropios de un entorno cristiano y de los valores que se predican y que, si bien no son exclusivos, son inherentes a esta religión. Unos obstáculos que pueden llegar a causar que la ilusión se torne en desánimo y decepción y, a la postre, las cofradías pierdan ese esencial motor humano que las mantiene a flote. Y esta cofradía, como todas en Jerez, necesitan de esa gente comprometida y dedicada, independientemente de su juventud o de cualquier otra condición que puedan tener.


En esos artículos también dejaba patente las dudas sobre los fines últimos y las consecuencias del nuevo proceso de reforma estatutaria de las cofradías, siendo la de Jesús Nazareno la primera en dar el paso y quizás, debido a la polémica desatada por la forma en la que transcurrió el proceso de las elecciones, se puso de manifiesto por distintas voces en redes sociales un asunto que hoy de nuevo está en boca de muchas personas del entorno cofrade jerezano; y bien pueden venir al caso recordar el refranero popular cuando habla de las barbas de nuestro vecino, ya que con ese proceso en marcha en la mayoría de cofradías jerezanas, la preocupación que reflejábamos en esa serie de publicaciones lejos de desaparecer, aumenta, puesto que parece que el camino que se toma, es el de apartar a personas, que en distintos ámbitos o de distinta manera, aportan su trabajo de forma totalmente desinteresada, movidos por unas convicciones tan fuertes y auténticas que no debería ponerse en tela de juicio ni a las personas, ni a sus motivos. Convicciones y compromisos que no se reflejan ni son exclusivos de ningún título, de ninguna condición o estado personal, de ningún papel, ni de ningún cargo. Y es que nadie en este mundo posee la capacidad de expedir certificados de “buena persona” sino que es cada cual quien con sus actos, se define a sí mismo.


Precisamente ese compromiso desinteresado es sello quienes que no buscan títulos, premios o cargos de clase alguna, ya que emana de ese rincón profundo al que nos referíamos al principio de esta publicación, donde atesoramos nuestras convicciones, nuestras creencias o nuestra fe. Y por lo que vemos, ese tesoro inmaterial, de personas buenas y comprometidas, es cada vez más escaso, y siendo el pilar sobre el que se sustenta todo esto, si sigue mermando debemos preocuparnos muy en serio por el futuro de nuestra Semana Santa.


Al igual que se abren las puertas de Santa María la madrugada del Viernes Santo para que cualquier persona que quiera se acerque a Jesús, estaría bien mantener abiertas todas las puertas para cualquier persona que se acerque con respeto y motivada para ayudar a nuestras cofradías, en donde se perpetúa año tras año el fruto de un trabajo cuyas raíces se hunden varios siglos atrás. Porque puestos a cerrar puertas, la prioridad debería ser cerrarlas a los intereses personales, a la vanidad, a la envidia o a la soberbia, que a veces parecen campar a sus anchas, y que según los testimonios, son desde hace décadas un problema endémico en este entorno. De lo contrario, con el paso del tiempo, quien se pare a analizar lo que ocurre en nuestros días podrá decir: “Curiosa forma la de perpetuar una historia de siglos apartando a un lado a gente que la sustenta y la defiende”

© Antonio M. Rivera Carrasco + 2018


sábado, 15 de abril de 2017

Sermón de Pregones 2017. Texto de Manuel Martín Gallardo



a Pepe Martín. que me dio la vida y con ella, sin duda, el amor incondicional a esta tradición sin tiempo.


Cuarenta y cinco años hace que nos presentó mi abuelo,
y escucha lo que te digo, Cristo jerezano:
cuando nací me tendiste la mano
y de tu mano cogido sigo.
Y por más que pase el tiempo
y hasta que me lleves a tu encuentro,
aquí me tendrás contigo.
Mi madre sabe que no miento
y a la cofradía pongo por testigo



Queridos hermanos de Nuestro Padre Jesús. Curro Gallardo, primo querido. Queridos jerezanos. Queridos visitantes, amigos, que nos dais la mano y nos acompañáis... en la mañana más hermosa de Jerez.

Hace apenas cinco días, el Hombre al que ahora vamos a acompañar, entraba en la Jerusalén jerezana. Y lo hacía de la mejor de las maneras posibles: por la claridad y la alegría del llano catalino, entre la magia y el alboroto de un barrio de niños con palmas recién estrenadas y la felicidad de quien ignora aún el sello de tu futuro. Y desde ese júbilo del llano, y con el esfuerzo y el sentir castúo del Barrio Bajo, subía por la Ladera del Correo a lomos de una borriquita, hasta alcanzar la ciudad entre murallas para entregarse a su destino.

La tristeza y el rigor del lunes nos avisaban que, otra vez, la suerte estaba echada: en esta partida no hay limosna... En esta mano no se juega al “por jugar”.

El martes se hizo el Silencio. Respeto de un pueblo a una oración entre olivos.
Aceptación íntima de la Pasión antes de ser prendido a la señal de un beso traidor.

Dos veces vas a ser juzgado... y condenado a muerte dos veces!

Por qué los tuyos buscaban tu final? Por qué en un mundo lleno de salvadores, profetas, agitadores, santones, magos,... pretendidos líderes con la promesa de liberar tu tierra del yugo romano,
fuiste Tú, precisamente Tú, el señalado por el dedo acusador que deseaba acabar con tu vida?

Sencillamente: tu mensaje era distinto.

Tus palabras... hicieron temblar su mundo...
Y tus palabras... cambiaron el mundo...

Donde ellos escribían Venganza, Tú decías Perdón
Donde ponían Condena, Tú predicabas Misericordia y Esperanza
Donde Odio, Tú, Cariño y Benevolencia
Donde el Desamparo y el Egoísmo..., Caridad para los hombres
Castigo? Compasión para el afligido

Y así, viniste a poner a todas las mezquindades y miserias humanas, las virtudes reservadas a los mejores  para que de ti en adelante fueran la norma, se hicieran de todos y dictasen las reglas humanas de nuestra convivencia.

Del “ojo por ojo y diente por diente” al “amaos los unos a los otros como yo os he amado”

Ésa es la razón de tu condena. Viniste a romper la baraja y a descubrirnos otra perspectiva del mundo: de la Dureza de su Ley Antigua... al Amor y la Clemencia de tu Nuevo Testamento.

Hiciste tambalear sus altares, rasgaste el velo de su falsa seguridad. La Verdad no conoce de pactos ni componendas. No sabe de dobles caras...

Por eso, los tuyos, te acaban de sentenciar a muerte!

Y al final, condenado por el Sanedrín judío... te han conducido aquí. Atado. A este salón del Pretorio. No tienen la aristocracia ni  los sacerdotes de Judea la potestad de tu pena a morir. La tiene Roma. Y a ella te traen.


En Roma delegan la responsabilidad de tu suerte, y Roma... se pone de perfil
                                                                                                pero te vuelve a juzgar,
                                                                                                te vuelve a culpar...
                                                                                                y también te condena a muerte!

Miércoles de Jerez que vuelves a repetirte en esta madrugada. He aquí el Hombre. Ecce Homo. 

En la clemencia de la Pascua te darán una oportunidad, y Pilatos le acaba de preguntar al pueblo:

-        A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo? (Mateo 27:17)                                                                                                                                                    

... y la muchedumbre, persuadida por el Sanedrín ha gritado el nombre de Barrabás.

Pilatos insiste:

-        ¿pues qué haré de éste que llamáis rey de los judíos? (Marcos 15:12)

Y el tribunal de Roma, lavándose las manos, te condena  dejando que dicte tu sentencia la voz del gentío:

-    Crucifícale! (Marcos 15.13)




(SENTENCIA DE PILATOS -texto tradicional invariable-)


Yo, Poncio Pilatos, juez
del Sacro Romano Imperio,
Presidente de Judea,
por nuestro Cesar Tiberio
el año Décimo octavo
de su acertado Gobierno
a veinticinco de Marzo,
decreto, mando y ordeno:
Sufra el último suplicio
el reo Jesús Nazareno,
siendo en una cruz clavado,
en un lugar destinado
a cumplir este tormento
sirviendo así de escarmiento
a todo hombre malvado,
para que nadie sea osado
levantarse contra el Cesar
que lleve la cruz a cuestas,
que muera entre dos ladrones.
Que nadie de esto se asombre
porque siendo un puro hombre
dijo hacerse el Hijo de Dios,
ese testimonio dio
el Pontífice a su gente
pidiendo a voces su muerte.
Con milagros engañosos,
enredador, mentiroso,
endemoniado, embustero,
enemigo declarado
del Cesar, Dios y Senado.
Por eso lo han condenado
a muerte de cruz al infame.
Pues que tan mal ha obrado,
quien tal hizo que tal pague.


(VOZ ENTRE LA MULTITUD)

Calla lengua infame! Que vas a oir la voz de un Ángel!



(PRESENTACIÓN DEL ÁNGEL):


Y frente a unos y otros que han urdido la trampa de tu suerte. Frente al griterío de la muchedumbre que, como si de un juego se tratase, se complace en llevarte a la cruz..., una voz saldrá en tu defensa.

En la Plaza limpiará tu rostro, pero antes responde con verdades, en el mismo Pretorio, a las mentiras de tu condena.

(VOZ DEL ÁNGEL -texto tradicional invariable-)

Y esta es la mayor injusticia
que jamás se ha visto en el mundo,
pues llevan a crucificar
al Hijo de Dios natural
y de las purísimas entrañas
de María Santísima.
Porque quiso hacerse hombre
y llevar sobre sus hombros
el peso de nuestras culpas.
Sanando a los enfermos,
resucitando a los muertos
y enseñando a los ignorantes
la verdad de la Doctrina.
Por eso le han condenado
a una muerte afrentosa,
por odio envidia y furor
y respeto de la tierra.
¡Esta sí que es la verdad! 




Y escuchada en la voz del pregonero la sentencia de Pilatos, que hace caso a la voz horrible de un pueblo que te condena a morir en la cruz, venimos nosotros aquí a dictar también nuestra propia sentencia. A decir con voz alta y clara nuestro propio sermón jerezano. Y pregonamos que aunque los personajes sean los mismos, Jerez se encapricha,
                                                    y tanto como te quiere,
                                                    los va tomando uno a uno                                               
                                                    y les cambia los papeles


Para hacerte la noche día,
la plebe que te escupía,
son ahora nazarenos alumbrándote con velas.
Qué bonita la cera
de la gente de mi cofradía!

Las ropas de jirones
y las hechuras romanas,
se han convertido a esta hora
en telas que plancha la aurora           
de mil túnicas moradas. 
Tu cara en el corazón
y como adorno de oro un cordón:
la cuerda que te amarraba!

El papel infame
donde escribieron tu sentencia, 
aquí es un pañuelo de encaje
que enjuaga su desconsuelo.
Dios mío quién fuera pañuelo
de las lágrimas de tu madre!

Y para tus pies descalzos
te han cambiado los hortelanos
las piedras del camino
por juncia de la “jesa”
con ramitas de tomillo

Con encajes de romero
tejieron los jardineros
una alfombra de claveles
Te la plantan labradores
desde que sales por esa puerta
Se te puede querer más?                   
Arriba la hermandad
de la gente de la huerta!







A los sayones y legionarios               
que te dieron tormento,                    
los cambiamos en un momento
por una escolta romana                     
que te quiere con locura
desde que sales en madrugada
hasta que vuelves por Amargura

Cuidándote va, aguantando el tirón,
esta cuadrilla de Roma
que cambió la lanza por romero.
Que sólo te puedan tocar                  
las manos del balcón
que rezando una oración
piden tu bendición
queriendo besar al madero

Y los que llevas ahí arriba,
los únicos que siguen dándote castigo,
aquí ya son lo de menos
romanos de ida y vuelta
ni los conocemos
ni nos interesan
Como Manolo Barrio me dijo un día:
“por mí, que le dejen “ná” más que al Cirineo”
Y ése aquí sí que importa!:
que va arrimando en tu pena,
y nosotros somos él
multiplicado por docenas

Y la voz de aquel pueblo,
el eco de aquellas voces
que te condenaban mientras reía,
te las cambia el aire de Jerez
y una banda que se puso a tus pies
con marchas de tristeza... qué alegría!

Alegría sí!...
porque en esta hermandad
hasta la tristeza
se muda en alegría                            
si contigo y con María
compartimos tu tristeza

Y el que no lo quiera entender
pues qué le vamos a hacer?
Paradoja jerezana:
A Cristo cargando el madero
lo espera Jerez entero
sonriendo
desde primera hora de la mañana.

Pero no todo aquí se cambia
que Jerez es mucho Jerez
y sabe pararse los pies
cuando la ocasión lo manda

Y aquí se quedan
San Juan, San Pedro
y la Magdalena!

Y mil años que te condenen,
mil tiempos que lleves la cruz a cuestas,
mil veces que te azoten, que te escupan,
te traicionen y te mientan,
quien no se va de aquí,
quien de aquí no se menea,
es tu Madre...,
...que es tu madre...
...y ésa sí que es costalera!:

Para repetir tu camino,
para arrimar en lo que sea.
Para darte un beso de madre
que eso sí que alivia las penas!

Amor sin condiciones
Amor sin doblez ni vuelta
Amor para el que reparte
Vida después de la tierra!

Encarnación
que aguantas el tirón
de la aurora, la noche y la tarde

Encarnación que por tu hijo te partes
y después de tanto darte
ahí sigues entera!

Encarnación que te miro
y lloro loco de emoción
porque en tu cara de lirio
en este camino de ida
veo la que cara que por mi se desvive
de aquella que me dio la vida

Bendita seas por siempre
Bendita por siempre tu seas
madre del barrio
del Cristo Nazareno
Vírgen de la Corchuela!



Faltan veinte minutos!
Escuchad...!
Podéis oírlo...?
Es la primera brisa de la mañana. Madrugada que se nos va regalando aire limpio de primavera con  túnicas moradas. Aire que viene campero de la Albuera o la Bazana, y sube con olor a dehesa y el alma de los hortelanos que dieron vida a la cofradía. Es este aire nuevo tan antiguo, el aldabón que tiene la Corchuela para avisarnos de que ya falta muy poco.  
Tantas veces como lo he respirado, lo conozco bien y desde que era chico es mío.

Querido Ignacio Santamaría, no sabes la de veces que te he recordado escribiendo las palabras que ahora leo en voz alta. A ti tengo ligados muchos de los más felices recuerdos de la Semana Santa de mi infancia.

Éramos niños, queriendo a Jerez a destajo sin saberlo. Saltando de calle en calle a ver procesiones una y otra vez. A entrar una y otra vez en todas la iglesias jugando a preguntarnos los nombres de todas y cada una  de las imágenes.

Intentábamos ya levantar los pasos cuando apenas nuestros hombros llegaban a la almohadilla del brazo. Algunos ya se movían!... y recuerdo que terminábamos aquí. Enfrente tuya... Y contigo no había quien pudiera! Tanto pesa esa cruz?!

Estoy seguro, que es en esa infancia de libertad, cuando por primera vez había bula materna para trasnochar hasta la última hora en que entraba la procesión, donde se fraguan estos amores de cofradía que sigo agarrando como si fuera entonces.

Tras una semana de “no parar”, nos plantábamos en un jueves de garbanzos donde no hacíamos otra cosa que disfrutar de la vida y planear por la mañana el recorrido de una tarde y una noche mágicas. Que eso sí que es vivir, agarrar el momento sin concesiones ni medias tintas:

del parque a la Plaza, de la Plaza a los Mártires para ver cómo iba el asunto; subida a San Bartolomé, calle y más calle y de vuelta al llano de los cayoncos. Pilatos, la Cena, Cristo de la Piedad con la Paz de su Madre... Zurriaguillo y Taramilla, caballos de escolta romana y un Señor Coronado de Espinas con el llanto de Amargura en vela.  

...Luego llegó la Esperanza, y para Ella hubo que pedir una nueva venia:

-"pero chiquillo, cómo te vas a ir a ver salir la Macarena?! si dentro de un rato te estoy poniendo la túnica?!!!"
-"que sí, mamá! que vuelvo enseguida!".

Y otra vez nos echábamos a la calle hasta que, visto el palio, yo me iba a casa a intentar un sueño corto que era casi imposible...











Una semana llevaba ya colgada en la habitación. Y cada día dormías imaginando lo poco que faltaba ya para vestirla otra vez...

La túnica nazarena! Uniforme de gala que también lucieron tu abuelo y tu padre y que llevaba un año esperando en un baúl del “doblao”, junto a la vieja cómoda de tu abuela sobre la que tu madre tiene, perfectamente colocadas, velitas encendidas a diario con oraciones por la sangre que se nos fue. Benditos sean los íntimos ritos cristianos a nuestros difuntos.  

Nazarenos de Jesús, creedme: sois el mejor tesoro de la cofradía... no dejéis que en este viaje por la memoria, se apague la luz de vuestro cirio. Esas llamas de velas que iluminan al Señor y a la Vírgen son las almas de los que estuvieron y vuelven a estar en esta madrugada haciendo con Él este camino de siempre.

Arsenio, no sabes qué alegría cuando supe que tu túnica estará hoy en la calle. 

Y esta noche, como entonces, escuchado el repique de campanas de Ovidio, y tras el sermón de Don Francisco el cura y la primera levantá de Manolo Bobadilla, volverá a salir, por esa puerta que un año lleva esperando, el báculo de Manolo Tará junto al terciopelo antiguo de Pepe Narváez. Y arropada por el relente de la madrugada, Avelina estará en el Llano aguardando a su Cristo para rezarle y cuidarlo como la mejor Buena Mujer de la cofradía. El Olivo, tras santiguarse, pedirá cantar una saeta en San Agustín o en la calle Abajo. Y Miguel Martín volverá a recorrer con nosotros este Vía Crucis junto a Jesús Carrasco, que levantará la mirada y lanzará un beso, como si arrojara un clavel del Paso, a un balcón de la calle Arriba que quiero como si fuera mío, mientras Julio Sebastián levanta a Nuestro Padre Jesús en la misma puerta de su casa.  
Y en el barrio Cayonco (que Jerez lo hizo para que Tú esta mañana pudieras tener la medida exacta de tu camino  de penas) desde las Calzás hasta la Corredera, donde  Fito presentará el Señor a las monjas de la Cuz,  abren las puertas de sus casas familiares que ya se fueron y que esta mañana vuelven para acompañarte, no allí, donde ya los tienes para siempre, sino en la calle de su barrio como tantas veces hicieron, para celebrar con su gente la alegría del reencuentro y una eucaristía de aguardiente y perrunilla... que así celebramos en esta hermandad que vamos arrimando Contigo.                                                                                                                                                         

Y estará también, ya de vuelta, ese hermano del Silencio esperando en la calle del Reloj:

-Don Alberto..., avisa a  esa derecha que tenga “cuidao” con la esquina de Valentina...


Calle del Reloj
eres para mí
de las más queridas del pueblo,
que hilvanas con Amargura
la plaza donde vivo
y el llano por el que muero

Decimos “Jerez! Corto de vista y largo de pies!”... y a nosotros qué chica se nos hace la mañana!,
qué corta la ciudad! Hace apenas cuatro horas esto era el Pretorio y antes de darnos cuenta es Gólgota donde van a crucificarte. Qué largo el año de espera y qué rápido se pasa otro año!







Costalero de Jesús,
tus años no los marca una fecha en el calendario
ni un papel con una partida de nacimiento.
Tus años los cuenta una cruz de guía
que alumbra de plata morada
cada viernes santo de madrugada
el llano de Santa María.

Qué pena y que alegría...
de llevarte, Nazareno
Que cada año que te llevo
te acompaño un año más
y cada año,
tras la última tirá,
ya me queda un año menos...

Faltará ya esperar a la tristeza de la tarde del viernes, cuando Nicomedes, San Juan y José de Arimatea desciendan tu cuerpo yacente ante la desolación de la Buenas Mujeres y Jerez te dé 
el Santo Entierro que tanto duele, para honrar al Hijo de Dios que da la Vida.

Y en la noche de desolación de un pueblo, que con pasión se volcó en tu Pasión, sólo quedará la pena y el llanto en soledad  de Aquélla que jamás se separó de tu lado.

Llanto en soledad?...

Es la cosa
más curiosa
que yo he visto en Jerez.

Date una vuelta este viernes a la noche
por la calles
que hace apenas medio día
eran un derroche
de ruido y alegría,

y verás a una Señora
que va tan sola tan sola
que la llaman Soledad...

Pues te juro que en la vida
vi una zagala ni tan querida
ni tan cansada y afligida...
...ni mejor “acompañá”!







Que va la Madre de la Corchuela
arropada por mil madres
en un luto
que del alma rompe las entretelas.
                                  
Y hasta el silencio guarda silencio
dejando sólo al incienso
con el ruido de las velas
prendido en el aire como un  broche:
mil luceros que no permiten
que en tu duelo
te gane el negro de la noche

Que Tú, nunca irás sola
mientras te quede en esta hora
un suspiro de costaleros,
nunca sola, Soledad,
y la madre de un jerezano
con una candela en la mano
para tu camino de soledades alumbrá!!!


Pero hasta que llegue esta noche del viernes falta una eternidad!:
Costaleros!: cinco minutos para ponerlo en la calle y cuatrocientos años de tradición que esperamos todo un año. Y con nosotros... Jerez entero lo está esperando!

que esperando está el frío en el llano
y los balcones
con las palmas del domingo
que hoy llevan un lacito morado

y te esperan las esquinas
y los novios que están enamorando
que cuando te ven te regalan un beso
y guardan otro
para  dárselo a tu madre cuando viene llorando

El primer café de la mañana
la perrunilla, el aguardiente y el “prestiño”
En espera los abrazos del reencuentro
de la gente que te adora
y que el viernes a la aurora
va derrochando cariño

Para los amigos eternos,
para los eternos que llegan nuevos,
cariño para la mujer que más quiero
y que está deseando ver
cómo cuatro siglos de fe
te levantan     
a la voz del capataz
y esos doce costaleros
                                              
Y hasta la Luna está en espera
que quieta en el cielo se queda
y no le da paso al Sol
hasta que ve salir por su puerta
tu carita nazarena

La cal nueva de las paredes
Los balcones con geranios
Los claveles, el romero
La mirada de mi madre en el cierro
y las pilistras de su patio

La brisa que tu pelo mece,
la primavera que ganó al invierno,
el brocal del pozo que apagó un incendio
y este azul celeste
de un cielo de golondrinas
con bandadas de gorriones
riendo en el delirio
de aliviar tu martirio
quitándote las espinas
La Buena Mujer en la Plaza
para limpiarte la cara
y quedársela para siempre,
y los hombros de doce valientes
que dejan muda la Plaza
cuando cree que ya no puedes
y te entran en volandas!

Y también están esperando
las lágrimas tras los cristales.
Qué dura la enfermedad
del que sabe que vas a pasar
y no puede echarse a la calle!
Que eso sí que es sufrimiento:
Tú y tu Madre en la calle Arriba
y no poderos tocar!
Benditos sean, a mi pesar,                            
los Padre Nuestros “rezaos” por dentro!

Y las monjas en el convento
que están locas por verte
-qué largo es un año entero!-
para mirarse en tu cara
y rezarte una oración
que enjuague tu corazón                   
y te haga de Cirineo              

Esperando la calle estrecha.              
La cuesta que no se puede
Una mano apretando la pata
y la otra
agarrándose a las paredes.
Y también está en espera
el bordillo de la acera
y el desespero de un costalero
cuando los kilos lo aplastan a tierra

Los niños recién nacidos
en los brazos de sus madres.
Qué chica y qué bonita         
esa túnica nazarena!                          
Sabrán cuando te miran
con esos ojos de lucero
que el día menos pensado
(qué rápida pasa la vida!)
serán ellos tus costaleros?!



Y hasta la Torre del Reloj
una mañana me confesó:
“cuánto cuesta un año de espera!
Ay! si yo pudiera
cuando pasa camino al Calvario
parar las agujas del tiempo
y quedarme este momento
para mirarlo y mirarlo!”


Venga, venga que ya queda menos!
que también te está esperando
el corazón loco de un niño
que loco se volvía de cariño
porque lo traían sus hermanos
cogido de la mano
vestido de nazareno



Costaleros que vais a sacar a Jesús: ha llegado el momento!
Tíos que lleváis desde ayer al mediodía bregando en esa puerta, y que finalmente habéis sido investidos con la más grande condecoración que otorga la muy noble y muy leal ciudad de Jerez de los Caballeros:
esa almohadilla que tanto cuesta
                         llave para levantar un sueño!

Permitidme que os haga una petición. Que os pida un favor. Me gustaría que junto a vuestras promesas personales, dediquéis esta salida a todos los hermanos que esta madrugada  no pueden estar  aquí con nosotros y a los que están pero que se fueron ya junto al Padre para mirar para siempre, cara a cara, a Jesús en el cielo. Ellos nos precedieron en el amor a esta cofradía, y sabéis que sus corazones están junto a vuestro hombro en ésta y en todas las primeras levantás. Vaya por ellos!

A ver si es así, Don Francisco López, cómo se pone el Paso en la calle:

Costaleros del Paso..., vámonos!!!:

Jesús a la una!
Jesús a las dos!
Jesús a las dos y media...
Jesús a las tres!
Arriba Jesús!!!



Manuel Martín Gallardo